domingo, 4 de mayo de 2014

Apología del Terror ~ Capítulo 1

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de reinserción social donde puedas ir por ti mismo.

Esa frase cambió mi vida, esa frase lo cambió todo. Hace ya un año que la leí por primera vez y al principio pensé que era una tontería como muchas otras que circulan por Internet, las instrucciones para otro de esos supuestos rituales que no sirven para nada y que si los intentas llevar a cabo mueres. Siempre me preguntaba, ¿quién es tan tonto para intentarlo siquiera? Todos sabemos que no funcionan, pero... ¿si funcionaran que ganaría intentándolo? Nunca hay un premio, el premio de hacer bien el ritual siempre es conservar tu vida, algo que ya tenías antes, vamos que es una tontería el siquiera pensar en hacerlo.
Pero esta historia era diferente en varias cosas.
En primer lugar no trataba de dar miedo, no buscaba quitarte el sueño ni traumatizarte de por vida. Solo describía unos pasos a seguir; puede que sean pasos horribles, puede que te asqueen y te hagan no querer hacer el ritual pero no dan miedo.
Luego hay otra diferencia importante y es que sí tiene premio. Al completar el rito recibes como "recompensa" un objeto de 538, ¿por qué digo que es una recompensa entre comillas? Pues por que lo que recibes puede ser cualquier cosa, desde una caja de música hasta un útero. Algunos de ellos son poderosos y utilísimos, hay muchas armas y objetos que te convertirían en un guerrero letal, hay comidas que actúan como panaceas universales curando todos tus males y amuletos que te protegen de todo mal hasta el punto de poder volverte inmortal... Pero algunos otros son cuanto menos inservibles, por no mencionar lo bizarros que resultan.
La última diferencia con los demás rituales es el tamaño de la propia historia. Todo este tipo de relatos suelen ser una historieta tonta (y normalmente mal traducida) sobre los pasos a seguir y otras 2 o 3 de "casos reales" de gente que los intentó. Esta no, esta historia es grande. ¿He dicho grande? No, ¡es inmensa! Son 538 relatos de 538 rituales con sus 538 recompensas, 538 manuales de pasos a seguir... Y no son historias cortas, precisamente. Solo diré que tardé varios meses en terminar de leerlas todas.
¿Ya he dicho que leerlo cambio mi vida? Bueno, de momento contaré que llevo ya más de medio año sin ver a mi familia. Cuando descubrí que todo era verdad, del peor modo posible, tuve que irme a buscar objetos para protegerme. Cuando entras en el juego solo tienes 2 opciones: seguir avanzando o ser devorado.
Bueno, creo que no puedo seguir hablando más de The Holders sin que los leáis, es igual que la inmensidad del océano o el silencio absoluto de una habitación insonorizada, hasta que no lo tienes delante de tus narices no llegas a comprenderlo.

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o un centro de reinserción social donde puedas ir por ti mismo. Cuando llegues al escritorio principal, pregunta por visitar a aquel que se hace llamar The Holder of The Beginning. Una sonrisa vendrá de la persona, casi diciendo, "vaya estúpido".
Todo empezó ese día, tras leer todas las historias no pude resistirme y caí. Sí, fuí a comprobar si era verdad. Caminé hasta el psiquiátrico local, me paré delante del edificio y tragé saliva. "Solo es una tontería, solo vas a entrar, vas a ver que no funciona, te vas a reír y te vas a ir a casa sabiendo que era todo mentira" me repetía una y otra vez. Aun así me sudaban las manos como a un adolescente en su primera cita.
Abrí la puerta y encontré una recepción bastante vacía, solo un par de personas sentadas en la sala de espera y la recepcionista. Me quedé quieto en el umbral y miré durante un segundo a mi alrededor, parecía un sitio normal y limpio, no era un lugar para relatos de terror.
Seguí caminando hasta la mesa, carraspeé un poco para aclararme la garganta, miré a la encargada a los ojos y traté de darle a mi voz un tono seguro y de seriedad, pero creo que el tono ronco y el ligero tartamudeo no ayudaron mucho.
-Eeem, estooo... Bu-busco al Ho-Holder of the Begi-ginning.
La chica me miró con la misma cara que habría puesto si le hubiera pedido hablar con Papá Noél, pero aun así me hizo un gesto con la mano para indicarme que la siguiera. No me lo podía creer. ¡Era verdad! ¿O solo me llevaba a donde hubiera más encargados para poder reducirme y encerrarme por gilipollas? No tenía tiempo para pensarlo, ella se alejaba y debía seguirla.
Serás llevado pasillo abajo por un corredor, aparentemente saliendo a un lugar que no debería. Físicamente, ese lugar no debería existir en ninguna parte de la institución, pero ahí está. El corredor estará en un silencio eterno, incluso si intentas hacer ruido. Los gritos morirán antes de salir de tu boca, y tus pasos serán amortiguados. El guía sólo te llevara a un punto en una puerta.
El pasillo por el que me llevó la recepcionista era extremadamente largo, tan largo que escapaba de toda lógica que algo tan grande pudiera caber en ese edificio. ¿Estaríamos en un nivel subterráneo? Eso explicaría la longitud, pero a decir verdad no era lo más extraño del lugar.
En todo el lugar reinaba un silencio inhumano, no se podaí oír ninguno de los sonidos típicos de los psiquiátricos. Ni llantos, ni gritos, ni jadeos, ni voces paranoicas... Tampoco se oía el trabajo de los encargados, ni siquiera a la recepcionistay sus pasos, ni los míos, ni mi respiración, ni nada de nada. Era como llevar tapones en los oidos, no pude resistirme al impulso de comprobar que efectivamente no llevaba nada. Después de unos minutos en ese extraño lugar llegamos a una puerta.
Si entras, verás un cómodo cuarto lleno de un placentero olor a un perfume inidentificable. En el centro del cuarto, verás a una hermosa mujer manteniendo sus brazos como si cargara algo; viendo un poco mas allá, te darás cuenta que, de hecho, no esta cargando nada en absoluto. Este cuarto se mantendrá en silencio al igual que el corredor que dejaste, no importa cuanto lo intentes. La única excepción es que hagas una pregunta: ¿Por qué están separados?
Abrí la puerta y entré solo. La sala, pequeña y de paredes blancas estaba iluminada por una suave luz blanca a pesar de que no había ni ventanas, ni lámparas. En el cuarto había una chica bonita que parecía estar meciendo en sus brazos a un bebé imaginario. Me acerqué lentamente a ella sin importarme el que me ignorara, carraspeé un poco para aclarar la garganta (a pesar de que no sonó) y rescaté de mi memoria las palabras que debía decir a continuación.
-¿Po-por qué están separa-rados?
La mujer entonces te explicará, con insoportable detalle, cada horrible evento en la historia, cada lucha, cada guerra y cada violación. Ningún hecho en la historia del universo escapará de tus oídos. Cuando ella acabe, todo caerá en el silencio. Eres libre de hacer lo que quieras con esta información.
La chica empezó a hablar y a contarme cosas... cosas que a día de hoy preferiría  no saber. Los escabrosos detalles de las 2 guerras mundiales no fueron nada  comparados con algunas de las cosas que me dijo. Torturas inhumanas que el hombre ha cometido contra otros hombres. Destrozos que han ocurrido en el universo desde que se creó, cosas que es mejor no saber. Demasiada información para recordarla toda, demasiada información para poder ponerla aquí. No sé cuánto tiempo estuve en esa sala, pero fue mucho.
Pero finalmente superé la prueba y el objeto fué mío.
Esa mujer es el Objeto 2 de 538. Depende de ti si son reunidos o no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario