domingo, 4 de mayo de 2014

Antiguas reflexiones de un idiota masacrado

Un corazón, un corazón de cerdo pero corazón al fin y al cabo, ella me entregó un corazón. Algo tan simple y tan simbólico al mismo tiempo, algo que podía significar tan poco o tanto dependiendo de hasta que punto estuvieras dispuesto a ver... ¿significaba que me entregaba su propio corazón? ¿quería decir que estaba preparada para mancharse las manos de sangre por mí? ¿o tal vez solo era una referencia a cuando le conté un sueño en el que paseábamos por el bosque y al final de la cita yo le regalaba un corazón? La verdad, nunca se lo pregunté. Yo era feliz con mi corazón y eso era lo importante.
¿Qué puedo decir sobre ella? Ella era bonita, era como... pfff... ella es muy difícil de describir, pero haré un esfuerzo. Ella tenía unos ojos oscuros y profundos, unos ojos que cuando los mirabas te producían el mismo efecto que mirar a las tinieblas de la mayor fosa abismal... sentías el miedo a caer, pero en ese miedo escondido había algo, algo que solo el más loco de entre los locos se atrevería a reconocer... en ese miedo vivía el ilógico deseo de caer en sus ojos para descubrir a las extrañas criaturas que pudieran vivir en la profundidad de su mirada y de su mismísima psique. Sus ojos me encantaban, sus ojos me hipnotizaban, sus ojos me enamoraban.
Ella tenía unos labios suaves y perfectos, unos labios que desearía poder volver a besar, unos labios que me sonreían y ¡oh! ¡me paraban el corazón! Sus labios siempre la delataban... si estaban rígidos pero se elevaban ligeramente significaba que sentía vergüenza y alegría, vergüenza por la alegría... Ójala pudiera volver a a sentir el roce de sus labios con la yemas de mis dedos. Nunca me importó el piercing, cierto que a la hora de besar incomodaba un poquito... pero después de 2 intentos encontramos la manera de ni notar su existencia. Ese piercing le añadía atractivo, un toque... no sé como decirlo... ¿exótico? El piercing en su labio era una especie de metáfora de algo que tienen todas las relaciones, un pequeño obstáculo que cuando logras superar te hace sentir orgulloso y que si no logras superar... significa que no te has esforzado lo suficiente.
Ella era pequeñita, una monada. Su cuerpecito te invitaba a abrazarla, te daba el irrefrenable deseo de querer tenerla cerca de tí, te hacía ansiar sentir el calor de su cuello, el tacto de sus manos y la suavidad de su piel...
Probablemente si ella leyera esto se cabrearía, ella siempre dice que la gente cuando ama locamente se vuelve débil y que no le gusta ser débil... Yo antes pensaba igual, pero hace poco descubrí algo... La fuerza de la independencia que te quita el amor te lo cambia por otra fuerza, quizás igual de poderosa, quizás todavía más poderosa... Te da un motivo para luchar, una razón pura que no flaqueará en la batalla... y algo más... Ella dice que amar te hace débil, pero... ¿qué te pasa cuando estás débil? Deliras, haces locuras, no temes a caer por que ya has caído. Esa supuesta debilidad te convierte en un Jack Sparrow capaz de saltar muros para estar junto a ella, capaz de viajar a tierras desconocidas para tí por poder volver a verla, capaz de enfrentarte a monstruos y demonios, a krakens gigantes, a ejercitos de no muertos y hasta a la mismísima Armada Inglesa... Me pregunto, ¿si leyera esto seguiría pensando que el amor te hace débil?

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