jueves, 6 de diciembre de 2018

Nadie habla de Aëlbast.

Puede que su nombre salga en los mapas y que los libros la mencionen, pero esto cuenta menos de esa tierra que el que se obviara completamente su existencia.

Y es que nadie habla de Aëlbast.

Los mercaderes y viajeros que no pueden evitar recorrer sus caminos, hallan consuelo en el pensamiento de que al menos han logrado ocultar a sus familias su paso por los mismos.

Por que nadie habla de Aëlbast.

No hay leyendas, ni canciones. Ningún gran héroe nació, creció, vivió, visitó, cruzó o recorrió sus tierras; mucho menos murió allí. No ha habido grandes guerras ni batallas, no se han firmado tratados ni se han llegado a acuerdos diplomáticos.

Y así nadie habla de Aëlbast.

No se conocen sus dioses, ni siquiera si los tienen. No se conocen sus costumbres, su forma de vida, sus comidas. Ni siquiera se saben sus leyes, quien pase por allí lo hace a ciegas.

Y así debe ser, pues nadie habla de Aëlbast.


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