Páginas

miércoles, 23 de noviembre de 2016

La Gran Laguna de los Dragones Rojos y el Libro de Cipriano

El día 27 de octubre de 2014 a las 02:23, comencé en otro blog una serie de escritos, o mejor dicho, recopilaciones sobre toda la información que podía encontrar sobre el mundo espiritual con un fin lectivo, cultural y lúdico en su lectura pues era un tema que encontraba interesante y apasionante a partes iguales. Sin embargo vosotros mis queridos e inexistentes lectores sabéis mejor que nadie lo poco propenso que soy de encontrar las ganas para escribir, así que este proyecto tardó poco tiempo en quedar en el olvido. A pesar de todo son mis entradas y me siguen resultando interesantes, así que las iré rescatando poco a poco.
--- --- ---
Este lugar mencionado en el Grimorio de San Cipriano es parte de los dominios de Lucifer. Todo objeto que es bañado en sus aguas se vuelve imposible de ser destruido por ningún elemento del universo.
El libro que Lucifer concedió a Cipriano con todos los conocimientos de la magia verdadera fue bañado en ellas para que jamás pudiera deshacerse de él. Nada lo traspasa, el fuego se apaga a su contacto y el agua no corre su tinta ni afecta a sus hojas. Además llevaba entre sus páginas los símbolos cabalísticos del Dragón Rojo y de la Cabra Infernal (también conocida como "cabra del arte") y por virtudes mágicas de estos acompañará siempre a su dueño, permaneciendo invisible a los demás.
《Volví varias hojas y hallé en una de ellas perfectamente dibujados un dragón y una cabra en actitud tranquila y colocada ésta sobre aquél. La cabra tenía trazados sobre sus rodillas unos jeroglíficos que decían "Arte". Todo me parecía extraño y sin embargo todo me iba siendo familiar a medida que lo miraba; pero todavía me estaba reservada la mayor de las sorpresas. El dragón y la cabra empezaron a animarse, a moverlos ojos, a aumentar de tamaño y finalmente, saliendo del libro, se prosternaron ante mí diciendo cada uno con voz humana.
-Soy tu siervo, manda y serás obedecido.
La voz de la cabra tenía un timbre parecido al balido de la oveja y la del dragón era bronca y gruesa como el mugido del toro. Quedé sobrecogido con lo que presenciaba, pero al contemplar la actitud humilde de aquellos animales, saqué fuerzas de flaqueza y les dije:
—Nada deseo ahora; pero si quiero que me digáis cómo os he de llamar cuando necesite de vosotros, y qué clase de servicios podéis prestarme.
La cabra, tomando la palabra por los dos, me dijo:
—Yo me llamo Barbato y éste es Pruslas; estamos bajo la jurisdicción de Satanachia, nuestro jefe, que es ayudante del gran emperador Lucifer y gran general de sus ejércitos. Nos ha mandado a tu lado para obedecerte en todo, siempre que lo que nos mandes sea conforme al pacto hecho con nuestro soberano Señor. Constantemente nos tendrás a tu lado y bastará que nombres a uno, para que nos pongamos los dos a tus órdenes.
—Está bien,—les dije—podéis retiraros.
No bien hube pronunciado estas palabras, cuando sin saber cómo, desaparecieron de mi vista.》
El libro original y la copia que el mismo san Cipriano redactó llevan al comienzo la siguientes dedicatorias:
《Dedicamos este libro al nuevo adepto en las ciencias desconocidas.
          Lucifer》
《Declaro que este libro me ha mostrado la verdadera sabiduría, logrando con su estudio un dominio absoluto sobre todo lo creado.
          Cipriano el mago》

No hay comentarios:

Publicar un comentario